y aunque para Nikita fue sin duda el peor plan que podíamos tener un Sábado por la tarde
para mi el pasear por el cementerio de Xela fue disfrutar de esos bellos colores
y olores
[sí, olor exquisito!]
que serán, de eso estoy segura, difíciles de olvidar
[como aquella vez que aun siendo N muy pequeña
me enamoré del cementerio de Buenos Aires]
tanto fue así
que mi hechizo nos llevó
a comprar flores
a una bella mujer
que al ver a Nikita llorar
[pues no, no quería flores moradas
- no mamá -ella que grita! quiero rosas!
- no Nikita, yo que susurro- las moradas duran más]
me miró con cara apenada y entre lamentos dijo:
- cómo llora ... se le murió el papá, ¿verdad?
y la que escribe que soy yo
aturdida
entre la pataleta
frente a señora manos florales
que manipula ramo destino cementerio
flor arriba, flor abajo, rama de fondo, lazo, se acerca sospechosa a la corona ...
- no, no mamita, el ramo es para casa, por favor ¿podría quitarme todo excepto las flores?
- no tenga pena, se lo quito
- gracias
- no, no tenga pena, se lo quito..
- gracias
- no, no tenga pena, se lo quito...
[y decidí no dar más las gracias]
